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sábado, 18 de julio de 2015

Vivir en una nube roja

Nube Roja, formada por estos jóvenes músicos, nació bajo el signo del riesgo y la ne­cesidad por divisar algo nuevo

Autor: Michel Hernández / 18 de julio de 2015

Un día unos chicos crecidos en la música se sentaron a la mesa y buscaron el camino para hacer algo diferente, no­vedoso y atractivo. Cruzaron con intensidad un pu­ñado de ideas y luego cerraron la puerta y se largaron con la cabeza como un torbellino. Se encontraron más tarde y cada uno enseñó las cartas que guardaban bajo la manga. El resultado coronó el sueño de cualquier adolescente al que la música le mueve la tierra bajo los pies. En efecto, armaron una banda, pero lógicamente no tenían interés en que fuera otra banda más, así que trataron de abrirse camino entre la oscuridad del túnel para concebir algo nuevo o morir en el intento. Huelga decir entonces que Nube Roja, la alineación fi­nalmente formada por estos jóvenes músicos, nació bajo el signo del riesgo, la ne­cesidad por divisar algo nuevo, y con un puñado de ganas por innovar a como diera lugar.

Contada así la historia es semejante a la del surgimiento de cualquier banda en cualquier parte del mundo. Pero el he­cho es que el grupo es cubano y asumió la osadía de hacer pop a partir de los referentes históricos de este género. Con una partida de nacimiento fijada hace apenas dos años, la banda, integrada actualmente por Lázaro Peña (voces y teclado), Anthuán Perugorría (voces y batería), Rafael Berlanga (guitarra), Adán Pe­rugorría (teclados), José Carlos Sán­chez (batería), presentó hace par de meses su ál­bum debut, Dibujemos el camino.

Nube Roja se ha propuesto entrar en un territorio medianamente virgen entre nosotros con un experimento sonoro, que si bien todavía no ha salido del laboratorio, las fórmulas que ha revelado están ejecutadas con gracia e inteligencia y funcionan perfectamente para vivir una tarde en la playa, besar a tu pareja con locura después de algunos meses sin verla o unir la noche con el día y estar abiertos a todas las sorpresas que nos entrega la madrugada cuando la tomamos en la mano y la sujetamos hasta que nos entregue hasta sus últimas sa­cudidas.

Producido por el acreditado Andrés Levin, quien ha trabajado con nombres de categoría como Yerbabuena, Orishas y David Byrne, los diez temas del álbum te empujan hacia una celebración contemporánea, festiva y comercial del pop, pero los motores de su base rítmica se alimentan además del espíritu más luminoso del new wave y otras derivaciones del pop de los años 80. Para entendernos mejor, vale hacer un par de aclaraciones en este punto, pues para algunos, al menos en Cuba, hacer pop es como un pasaporte para arder en el infierno, pero ¡cuidado! que desde que este movimiento asomó la cabeza en la música, por no mencionar el resto de sus resonancias culturales, cambió el curso de la historia y parió figuras a las que habrá que rendirles culto por toda la eternidad, si es que algo como eso existe.

Viéndolo así, debemos decir que Nu­be Roja, si bien no llega a situarse como una de las joyas de la corona de la música cubana contemporánea, ni creo que sus integrantes lo tengan en planes por el momento, se decanta por el pop de más fina envoltura para traer a la vida temas como Sin control, Niña, Dibujemos el camino, Vuela, que sin grandes pretensiones en los textos, ha­cen reverencia a un estilo propio y a una sonoridad novedosa en el ámbito lo­cal, donde, debemos apuntar, reinan músicos con una calidad a prueba de balas como David Blanco, quien ha puesto este género en un listón muy alto.

En este disco Nube Roja muestra que no quiere llegar al destino —es decir al éxito— lo antes posible ni vivir la creación deprisa. Concibe este proceso como un camino meticuloso para que todas las piezas traten de encajar finalmente lo mejor posible. Su singularidad radica en una interpretación del pop marcada por la incorporación de algunas variantes rítmicas que definieron este estilo en el pasado y, por otro lado, la banda cuenta a favor con la audacia de jóvenes músicos que a partir de una idea sencilla, pero bien elaborada, se atrevieron a experimentar en un terreno en el que podrían morir en combate si no eran capaces de detectar a tiempo las trampas de los lugares comunes; pero han salido ilesos con canciones que bien divulgadas pueden funcionar sin dificultad en los medios, como lo es sobre todo el caso de Quiero conocerte, intepretada junto a Cucú Dia­mantes.

Los temas de Nube Roja son sencillos pero con una armadura conceptual bien pensada, amparada en arreglos efectivos y en la calidad de sus instrumentistas. No obstante, los músicos que ejercen como cantantes deberían contribuir en mayor medida para que el álbum al­cance el impacto deseado. Ellos, co­mo el resto de sus compañeros de viaje en este grupo con nombre psicodélico, pueden crecer en la medida que repartan en los escenarios sus dosis de pop inteligente y arriesgado. Por lo pronto, cuando usted mire al cielo y di­vise una Nube Roja no tenga miedo de empaparse, que un resfriado con mú­sica bien pensada nunca viene mal. Digo yo.